Con sus
ojos cerrados
buscaba
versos para componer,
sin rumbo
caminaba
esperando esas
palabras encontrar.
Pero no.
No pudo ser.
Debió
resignarse que sin ella no iba poder,
supo
entonces que su inspiración le era una condena.
No sólo que
esa noche no regreso a su cueva,
sino que a
pesar de que salieron a buscarlo
por el
camino sólo encontraron
su anotador
en blanco
y rotas las
cadenas.
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