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Bar tres



Ojos ensañados con las bolas de colores, ciegos al verde paño, encandilados por faroles colgantes.

Ojos absortos ante la incertidumbre, pasillos de dudas nacientes.

Ojos dispares, ebrios de líquidos y jóvenes sentimientos sin nombres.

Ojos que se reconocen sin mirarse, perdidos en esa noche.

Pares de ojos que se ven, pero sin aprender a observarse.

Sobre la mesa una bola menos, en la bandeja una botella más,
y en ese par de ojos sólo la certeza de que no se cruzarán.



*Foto: La mirada del ser, por M.S.
(fotografía libre de retoques digitales)


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